Lo que la raza frisona significa para mí-Pier & Darlene Vanderhoek

Cuando era pequeño y crecía en Frisia, un amigo de la familia me llevó a un espectáculo de caballos frisones en Rijs (pronunciado "Reese"). Me impresionaron mucho la gracia, la belleza y la velocidad de los caballos frisones. Yo había conducido caballos de trabajo en la granja, pero los frisones eran algo especial.

Cuando Frank Leyendekker importó sus primeros caballos frisones en 1977, disfruté ayudando con ellos y con su entrenamiento inicial, hasta que Frank contrató a Clay Maier. Entonces supe que quería tener caballos frisones algún día. Acompañé a Frank y Clay a todas las primeras reuniones organizativas de la FHANA.

Finalmente, en 1984, importé mi primera yegua frisona, Nynke, y compré un par de carros para entrenar y conducir. A partir de la descendencia de Nynke, y más tarde de mi yegua base Ster, Vivian, fui formando poco a poco mi manada de frisones. Me divertía entrenando y conduciendo a los caballos. También me resulta muy satisfactorio estudiar la puntuación de mis yeguas y emparejarlas con sementales que posiblemente mejoren sus características más débiles. Luego, ver los resultados cuando el potro nace y se desarrolla es muy gratificante para mí. Siempre me esfuerzo por mejorar la raza.

A lo largo de los años, mi familia ha disfrutado de muchos "Ring Ridings", Ride and Drives y Keurings. Tenemos muchos recuerdos maravillosos de estos eventos, y de las muchas personas interesantes que hemos conocido a través de los caballos frisones. Hemos vivido muchas aventuras y hemos hecho muchos nuevos amigos gracias a estos hermosos caballos; ¡podríamos escribir un libro!

Cada caballo frisón tiene su propia personalidad y son como amigos para mí. Me encanta cuando asoman la cabeza por la ventana de la cuadra y me saludan con un relincho o un bufido cuando entro en el establo. Me encanta darles de comer; me mantienen activa. Son una gran fuente de orgullo de mis raíces y cultura frisonas. Por eso siempre busco lo mejor.

Pier van der Hoek